“La víctima es Crispín Moreno Barahona, conocido como “El Naranjero”; un grupo armado lo había privado de la libertad días antes”
Crispín Moreno Barahona, conocido en Las Choapas como “El Naranjero”, fue hallado sin vida, embolsado y decapitado, la madrugada de este martes en un paraje cercano a la carretera Las Choapas–Paralelo, a escasos metros del punto conocido como Planfosur.
El joven había sido reportado como desaparecido desde el pasado sábado, cuando un comando armado irrumpió en su vivienda ubicada en la colonia J. Mario Rosado. Según los testimonios de familiares, varios hombres armados lo sacaron por la fuerza mientras un pariente, identificado como Victorino Moreno Alegría, resultó herido tras recibir un cachazo en la cabeza con un arma de fuego.
El hallazgo ocurrió alrededor de las 00:30 horas. Policías municipales, estatales y elementos ministeriales acordonaron la zona y realizaron el levantamiento del cuerpo, que estaba abandonado entre la maleza. A unos pasos de los restos fue localizada una cartulina con un mensaje firmado presuntamente por un grupo criminal. En ella se lee de forma explícita una amenaza: “La plaza tiene dueño. Esto le va a pasar a todos los ratas, cobradores de piso, extorsionadores, chapulines… aquí los que mandamos somos nosotros”.
Aunque no se ha confirmado de forma oficial, fuentes policiacas indican que la brutalidad del asesinato y el mensaje dejado junto al cuerpo son consistentes con ejecuciones perpetradas por células delictivas que operan en la región sur del estado, particularmente en zonas donde se disputa el control de actividades ilícitas como el narcomenudeo y la extorsión.
Desde su desaparición, familiares y conocidos difundieron en redes sociales mensajes pidiendo por la vida del joven, argumentando que era trabajador y se dedicaba a la venta de naranjas. Sin embargo, autoridades no descartan un posible trasfondo relacionado con el crimen organizado. Barahona, al igual que otros integrantes de su familia, había sido previamente vinculado a hechos delictivos, e incluso algunos de ellos habrían estado internos en el CERESO de la región.
La ejecución ha causado conmoción en Las Choapas, donde la violencia asociada al crimen organizado ha repuntado en los últimos meses. La forma en que fue asesinado y el mensaje intimidatorio enviado refuerzan la alerta sobre el recrudecimiento de la disputa territorial entre grupos criminales en el sur de Veracruz.
Hasta el momento no se ha informado sobre personas detenidas por este homicidio. La Fiscalía General del Estado ha iniciado la investigación correspondiente, pero como ocurre con muchos crímenes de este tipo, las probabilidades de justicia real son mínimas.
Este crimen no solo evidencia la barbarie con la que operan los grupos criminales, sino también la descomposición del tejido social en zonas donde el miedo ha sustituido al Estado y donde, como en el caso de Barahona, lo último que queda es un cuerpo mutilado y una advertencia escrita con sangre: “Aquí mandamos nosotros”
Con información de Jose Vargas.


