Investigadores de las universidades de Utah y Washington han desarrollado un modelo experimental utilizando moscas de la fruta (Drosophila melanogaster) modificadas genéticamente para estudiar los mecanismos de la adicción a la cocaína. Este avance podría acelerar el desarrollo de terapias más eficaces para tratar la dependencia a esta sustancia.
Las moscas de la fruta comparten aproximadamente el 75% de los genes humanos relacionados con enfermedades, lo que las convierte en un modelo valioso para investigar trastornos como la adicción. Sin embargo, en su estado natural, estas moscas rechazan la cocaína debido a su capacidad para detectar sabores amargos a través de receptores gustativos ubicados en sus patas.
Para superar esta barrera, los científicos silenciaron genéticamente los receptores del gusto amargo en las moscas, lo que les permitió desarrollar una preferencia por soluciones azucaradas que contenían bajas dosis de cocaína en tan solo 16 horas. Este comportamiento adictivo observado en las moscas es sorprendentemente similar al de los humanos: dosis bajas de cocaína inducen hiperactividad, mientras que dosis altas resultan incapacitantes.
Este modelo permite analizar rápidamente cientos de genes potencialmente implicados en la adicción, facilitando la identificación de dianas terapéuticas con potencial clínico. Además, al ser un organismo de fácil manipulación genética y rápida reproducción, las moscas de la fruta ofrecen una herramienta eficiente y ética para avanzar en la comprensión del abuso de sustancias y el desarrollo de tratamientos personalizados