Durante años, uno de los mitos más populares sobre el consumo de chicle ha sido la creencia de que, si se ingiere accidentalmente, permanece en el estómago durante siete años. Sin embargo, especialistas han aclarado que esto es falso.
El sistema digestivo humano está diseñado para manejar diversos tipos de alimentos y sustancias. Si bien es cierto que el chicle no se descompone completamente debido a su base de goma, el organismo lo procesa como cualquier material no digerible. El chicle se desplaza a través del sistema digestivo y es eliminado en pocos días, junto con otros residuos.
Los expertos también desmintieron otras creencias, como la idea de que masticar chicle puede causar daño permanente al sistema digestivo. Aunque consumir grandes cantidades podría generar obstrucciones intestinales en casos excepcionales, esto es muy poco común y ocurre principalmente en personas con problemas digestivos preexistentes.
Por otro lado, masticar chicle tiene algunos beneficios comprobados, como la estimulación de la producción de saliva, que ayuda a combatir la acidez estomacal y a prevenir caries. No obstante, se recomienda moderación, especialmente en variedades con alto contenido de azúcar, ya que podrían dañar los dientes con el tiempo.
En conclusión, los mitos asociados con masticar chicle han sido desmentidos por la ciencia. Aunque no es recomendable ingerirlo deliberadamente, hacerlo accidentalmente no representa un riesgo significativo para la salud.
